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Encuentro de familias en Málaga del 11 al 17 de agosto de 2024

Encuentro de familias en Málaga del 11 al 17 de agosto de 2024

Encuentro de familias en Málaga del 11 al 17 de agosto de 2024

21 sept 2024

 El escritor argentino Jorge Luis Borges cuenta en su obra maestra “El Aleph” (1949) el relato de “los dos reyes y los dos laberintos”, donde el rey de Babilonia manda construir un intrincado laberinto, en el que introduce a un rey visitante de Arabia. El árabe logra escapar gracias a la ayuda divina, y al volver a su tierra convoca sus ejércitos y arrasa Babilonia. Toma prisionero al rey, lo ata a un camello y viajan tres jornadas al corazón del desierto. Allí lo abandona, diciéndole: “en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso”.

 Con esta historia comenzó el encuentro de verano de Málaga II del Diploma de Especialización en Pastoral Familiar. Llegados de muchos lugares, como Madrid, Barcelona, Valladolid, Toledo, Murcia o Pamplona, un grupo de matrimonios nos reunimos dispuestos a encontrar el mapa para transitar por este mundo moderno en el que las viejas puertas y muros han caído, y como el rey del relato nos encontramos en el peor de los laberintos, el desierto moral, espiritual e intelectual de una civilización en profunda crisis.

 Empezamos compartiendo nuestras vicisitudes, tales como niños fallecidos después de nacer o en el vientre materno, dificultades económicas, las burlas del mundo hacia las familias numerosas, la dificultad de educar en el bien en un ambiente adverso, etc. Y también dónde y cómo vivimos la fe: Camino Neocatecumenal, Opus Dei, Movimiento de Santa María, etc. Todo esto nos sirvió para conocernos mejor y crear comunidad desde el primer día. Nos dimos cuenta de que para navegar por el desierto hay que ir en caravana, y la tónica de estos días nos ha llevado a compartir vida y a la confidencia en bellísimas conversaciones donde la intimidad se creaba de forma natural.

 Los guías de nuestra caravana han sido los ponentes, que nos han impresionado no sólo con su erudición sino con la autenticidad de quien hace vida lo que cuenta. También agradecemos su infinita paciencia con nuestras dudas y preguntas, donde se creaba un diálogo fructífero y en ocasiones divertido, sacando punta a todas las cuestiones hasta clarificarlas totalmente. Un ejemplo es la duda sobre qué matrimonio es válido o no en todas las casuísticas actuales, que dio lugar a un encendido debate resuelto por el ponente de forma cristalina.

 Nuestro alimento en la travesía del desierto ha sido el Maná o Pan de los Ángeles, la Eucaristía con la que abríamos el día complementada con algunas Horas Santas al declinar la jornada. Como nos han enseñado, el matrimonio es una comunión de tres, esposo, esposa y Cristo. Hemos notado como la fuente del amor del Santo Sacrificio vertebra y plenifica el nuestro, y debe ser el centro de nuestra vida matrimonial.

 El misionero jesuita Segundo Llorente decía que para ser santo hacían falta tres cosas: “comer bien, dormir bien y esparcimiento”. La primera nos la garantizaba la casa, la segunda es muy difícil para los padres de familia, y la tercera la tuvimos por las tardes en la piscina, donde algunas familias nos invitaron a helados a todos los demás, y se creó un ambiente de hermandad. También hicimos salidas a playas, castillos o museos, donde se siguió profundizando en la amistad personal.

 Hubo algunos oasis en el camino, una noche se proyectó la película coreana “Vidas pasadas”, que, aunque a algunos nos pareció aburrida, lo pasamos bien haciendo comentarios, y dio pie a un interesante debate sobre si elegimos a nuestra pareja, o como decían nuestras abuelas: “matrimonio y mortaja del cielo bajan”. También nos mostró la diferencia entre el “libre albedrío” del occidente cristiano y el fatalismo de las culturas orientales dominadas por el “destino”.

 En las tertulias nocturnas, todos agradecimos los días pasados y haber recibido una sólida formación que nos sirve de GPS por el desierto laberíntico. Además, fue el momento de impulsarnos para poder continuar con las iniciativas en el campo del matrimonio y la familia en que ya participábamos, como el stand en la feria de bodas de los de Valladolid, los podcast sobre la Familiaris Consortio de Ricardo, etc… así como nuevos proyectos que se plantearon de cara a futuro.

 Como nos enseñó Sonia Ortega: “El fin del hombre no es ser bueno, es ser bello”. Hemos conocido la “Belleza Infinita” (San Agustín) y vamos a llenar el desierto del mundo de flores matrimoniales que lleven a los corazones de las familias la nostalgia del Creador.

Rubén Risco