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22 sept 2024
En Segorbe´24 se ha cuidado cada detalle, la acogida el primer día, los espacios destinados a cada actividad, el tiempo dedicado a la oración, formación, comida, descanso… Se ha notado especialmente que cuando se habla de pastoral familiar es una cuestión muy práctica y próxima a la realidad personal de cada uno, priorizando incluso en el comedor la atención especial a la hora de cuidar el encuentro entre los asistentes, lo cual se puede diferenciar de un “self service” que nos introduciría en una dinámica distinta. Se han integrado los ritmos de cada etapa, mayores y niños, permitiendo acompañarnos unos a otros. Los adultos hemos podido tener formación teórica, enriquecida por el compartir de cada descanso donde se ha podido interiorizar el contenido más novedoso con la vivencia personal.
Redescubrir la vocación matrimonial como una verdadera llamada a la santidad, pudiendo “recordar la belleza del matrimonio como Dios lo pensó, renovar y actualizar nuestro amor y volver a coger fuerzas para dedicar todo nuestro esfuerzo a cuidar nuestro matrimonio, nuestra familia y nuestro entorno” (Enrique y Montse).
Pensar en el curso de pastoral familiar nos sugiere pensar en el alimento que riega la pastoral, pues hemos sido atendidos por unos Sacerdotes que nos han acercado a Jesús Sacramentado a través de la Eucaristía y Adoración, facilitando momentos para la Confesión. Por ello, damos las gracias especialmente al P. Juan de Dios Larrú y D. Fernando Simón por acompañarnos durante toda la semana.
Se puede subrayar el “compartir con los participantes pudiendo hacer reflexión profunda de la vida familiar y pastoral como católicos” (Josbel y Gerald). “Nos ayuda en nuestro día a día, además de ser profundo y calar en el corazón, lo puedes llevar a tu vida, a tu matrimonio, a tus hijos, a tu entorno, es donde más te sientes reflejado yendo a la fuente, a la raíz” (Javier y Noelia).
A las 20.15h con puntualidad comenzábamos cada día el rezo del Santo Rosario, tras las actividades culturales, siendo precioso ver a los más pequeños revoloteando durante la oración y en el momento de las Letanías ir a dar un beso al icono de la Sagrada Familia.
Fue especialmente hermoso, escuchar el Ave María cantado por Marina, elevándonos a mayores y pequeños al captar nuestra atención tanta belleza.
¿Realmente estamos convencidos de que Cristo nos humaniza? Así nos interpelaba el P. Juan de Dios en la primera clase, mostrando cómo debemos generar ambientes a través de prácticas, ritos y diferentes espacios donde ritmar la vida familiar.
Por la tarde, pudimos visitar Villareal donde está el cuerpo incorrupto de San Pascual Bailón.
Enrique Gómez y Mª Lourdes Díaz del Río, más conocidos como Quique y Mery, nos arrancaron varias carcajadas con el tema del noviazgo y preparación al Matrimonio, animándonos a generar sujetos vocacionales, pues se trata de un tema de gran importancia. Además, compartieron cómo se habían dado cuenta gracias a los diferentes grupos de novios que han acompañado, que sus hijos tienen la posibilidad de conocer con nombre y apellidos a los novios y futuros matrimonios cristianos, haciéndonos pensar a cada uno de nosotros cuán importante es el ambiente que rodea a nuestros hijos para forjar su futuro y llamada a la santidad. Se trata de una de las clases más iluminadoras para algunas de las personas que han compartido con nosotros su experiencia. Por la tarde, muchas de las familias pudimos disfrutar juntas en la Playa de Canet d´En Berenger, mientras otras descansaban juntas en la piscina de la casa-seminario donde estábamos.
¡Qué importante es aprender a amar! En la clase con el P. Juan de Dios sobre fundamentos de la moral, vimos entre otros aspectos la dinámica de la acción que nos ayuda a ello. Por la tarde, vivimos el testimonio de la vida consagrada visitando la Comunidad Iesu Comunio en Godella (Valencia).
Allí se generó un espacio de confianza, donde diferentes familias compartieron sus peticiones de oración y pudimos bailar con las hermanas canciones que nos transmitían la alegría de la fe.
Por la noche la película “Zona de interés” no nos dejó indiferentes, estando deseosos de compartir al día siguiente en la tertulia lo que nos había sugerido.
El jueves pudimos dar gracias a Dios por un nuevo día, apreciando en el desayuno cómo se iban entrelazando nuestras relaciones en un ambiente entre todos de mucha confianza. D. Domingo García captó nuestra atención con el tema de “El Matrimonio, Sacramento del Cuerpo y del Amor”, recordándonos cómo se trata de un sacramento que comienza el día de la Boda y se actualiza día a día. Un modo precioso de actualizar nuestra promesa fue el ambiente generado durante la cena de gala para adultos, con la temática del “Taller del Orfebre” de San Juan Pablo II. Los brindis teatralizados, las conversaciones generadas y el vals final, serán inolvidables, notándose el esmero y preparación en muchos detalles, incluso en el arroz traído del Delta del Ebro por Miguel, casado con Ana, producido por su familia de origen.
Amaneció el viernes, donde pudimos celebrar como cada día la Santa Misa y, tras el desayuno, en la clase sobre “El Amor, principio y fuerza de la comunión” D. Fernando Simón nos recordó la responsabilidad que tenemos de generar un sujeto capaz de entrega donde compartir una vida capaz de acoger el don y entregarse. Una entrega gozosa que cada uno experimentamos y renovamos estos días. El divertido “festival de las familias” celebrado por la tarde, nos llenó de alegría viendo la participación de los niños en el partido de fútbol contra padres, las carreras de bebés que aún nos arrancan alguna que otra sonrisa al recordarlas. El tradicional baile de “yo tengo un tic, tic, tic” para alguna familia fue muy novedoso y se descubrieron con alegría cantándolo en el coche de vuelta a casa.
Para Josbel y Gerald, uno de los matrimonios que nos han enriquecido con su testimonio para la elaboración de esta crónica, comentaba respecto a las clases que lo más original o novedoso que les ha ayudado fue la explicación histórica de “Familia y trabajo: proponer nuevos estilos de vida” donde Álvaro de la Reina y María Herrera nos abrieron los ojos sobre cómo la visión de la familia burguesa había calado en nuestros días, la cual dista mucho de la familia cristiana. Así, el sábado cada uno de nosotros pudimos volver a nuestros hogares o continuar nuestras vacaciones, con una visión muy práctica.
Este encuentro de verano “nos centra el corazón, nos pone el norte de lo que queremos, centra nuestra familia y nuestro matrimonio, te llena de esperanza, de ganas de una familia virtuosa, todo lo que se habla te entusiasma y en el fondo es lo que quieres, es ponerte las pilas” (Noelia y Javier).
Poder vivir nuestras vacaciones junto a otras familias que buscan la santidad familiar, poder dormir en la misma casa que Jesús Sacramentado en el Sagrario, ver cómo nuestros hijos aumentan sus amistades en un buen ambiente, poder descansar gracias al esfuerzo de todos, enriquecernos con los comentarios de las inquietudes y experiencias de otras personas que viven la misma etapa vital que nosotros, ver el deseo por seguir aprendiendo de matrimonios con más experiencia y en otra etapa distinta, aprender cómo ayuda el testimonio de vida a los monitores y cómo los hijos mayores de las familias se enriquecen del servicio a los demás, entre otros muchos aspectos, nos llena de gozo y gratitud por estos días vividos en Agosto.
Contando con nuestras oraciones, con cariño, Óscar y Rosa.