Sapientia Amoris
9 jun 2025
https://veritasamoris.org/es/la-autoridad-camino-del-origen-camino-del-destino/
“El camino hacia arriba y el camino hacia abajo son uno y el mismo” dijo célebremente el filósofo Heráclito. La lectura habitual de esta frase es en clave de relativismo: todo es relativo, es simplemente cuestión de perspectiva. A la luz de nuestras reflexiones podemos intuir una lectura más profunda de esta famosa frase, no necesariamente pretendida por su autor: el camino del origen y el camino del destino son uno y el mismo. La vida humana es un camino de sentido, desde un origen que nos encauza hasta un destino que nos plenifica. Y este camino es precisamente el que da sentido a la autoridad. La autoridad entra de lleno en el relato de la vida humana, brota desde dentro de él, por la naturaleza comunional de la persona humana y por el posicionamiento vital de algunas personas en relación a los bienes de otras, un posicionamiento o cualidad relacional, que llamamos autoridad, y que permite hacer crecer a otras personas. La autoridad pertenece a la narración de la vida de todo hombre y está regida por la verdad del bien de la persona sobre la que se ejerce la autoridad. La autoridad camina de arriba abajo y de abajo arriba, por la flecha que une el origen y el destino. El bien vincula y ordena, posiciona y rige la autoridad, que no es absoluta sino relativa a dicho bien. La medida no la ponemos nosotros, sino que nos trasciende y viene de lo alto. La autoridad es pues camino del origen y camino del destino.
El camino de la autoridad tiene su drama y sus complicaciones. No vivimos en un mundo ideal, sino afectado por el pecado. Hay portadores que fallan y otros que abusan de su autoridad. Pero nada de ello anula lo más mínimo la necesidad y sobre todo la bondad de la autoridad. La autoridad es buena nueva, evangelio, para la persona que entiende su vida en clave de crecimiento en unión con otros que me ayudan a crecer. El trío individualismo, emotivismo, y gnosticismo, que a sus anchas campean por nuestros tiempos, muchas veces nos impiden ver y entender la bondad de la autoridad. La paradoja es que ninguno de los miembros del trío es buena nueva para el hombre. Elijamos pues la buena nueva, el relato de la vida grande y bella donde encuentra su hogar la genuina autoridad.