Una sociedad sin familia es una entelequia, una utopía antihumana, refractaria a la realidad del hombre y de la propia sociedad. Afirmar la familia desde su propia mismidad y originalidad, es parte del recorrido de la construcción social, la garantía de que el rostro humano de la sociedad global en la que estamos inmersos, será condición sine quanum para el progreso de los hombres.

Respetar la dignidad del hombre, considerado siempre en cuanto fin y nunca como medio, algo que en la familia se aprende de forma natural en la comunión de personas, se hace insustituible para el bien de la sociedad.

“La Iglesia considera el servicio a la familia como una de sus tareas esenciales”. Pero ¿cómo podría concebirse ese servicio, sin el protagonismo de las propias familias, consideradas como sujeto de la propia pastoral familiar?

Matrimonio y familia, desde su condición vocacional, se abren a la Iglesia y a la sociedad. Para ésta es la célula primaria de la sociedad, para aquella es la familia doméstica. Ni la Iglesia puede vivir sin la familia, la “pequeña Iglesia”, la “Iglesia doméstica”, ni la sociedad se puede entender al margen de la familia, de la cual procede y por la cual es generada.

La familia en su sentido originario y sacramental es cruce de caminos, y factor explicativo, capaz de iluminar muchos de los aspectos del ser de la Iglesia, de la evangelización en el mundo de hoy y sobre todo una clave de sentido que contiene en su propia verdad una esperanza para los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTDos formas de afrontar la identidad sexual: personalismo e ideología de género

Juan Manuel Burgos

Una de las cuestiones más debatidas en la actualidad y que más repercusión tiene en la vida pública es el tema de la ideología de género . Esta teoría, gracias a las reflexiones de sus seguidores y a su esfuerzo por conferirle un matiz público, ha pasado en pocas décadas de ser prácticamente desconocida a convertirse en una de las teorías culturales dominantes del panorama contemporáneo con una influencia tremenda en el ámbito público concretada en una abundante legislación que sigue, en ocasiones al pie de la letra, sus postulados. El modo en el que esta ideología ha conseguido tener tal primacía y éxito en el panorama socio-cultural, merece, sin duda, un análisis atento y circunstanciado, pero, en estas reflexiones, nos vamos a centrar en sus presupuestos teóricos planteando, a su vez, una alternativa. Si bien, la ideología de género, como toda teoría, incluye factores atendibles, estimamos que, a diferencia del feminismo, sus premisas ideológicas son más bien negativas, por lo que resulta necesario propiciar alternativas que propongan un modo más sensato de fundamentar o explicar la identidad sexual.

Para ello vamos a acudir a la filosofía personalista, pues entendemos que este planteamiento ofrece una alternativa antropológica suficientemente sólida y moderna . Nuestra propuesta es una síntesis reelaborada de ideas y perspectivas que, sobre todo, se pueden encontrar en Julián Marías y Karol Wojtyla, si bien no planteadas de este modo. Tenemos claro, por otra parte, que requiere un desarrollo teórico más detallado y extenso, pero, aún así, estimamos que proporciona un marco general lo suficientemente preciso para proceder a esa elaboración a través de las líneas que aquí se indican.

Abordaremos el tema, exponiendo la transición del feminismo a la ideología de género que tuvo lugar hace unas décadas en Estados Unidos, ya que es un buen modo de delinear los presupuestos antropológicos esenciales de los que depende esta ideología.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTEducar para lo nuevo. Llamados a la esperanza

Teresa Cid

Para entrar en el tema de la educación, comenzaremos recordando unas palabras del profesor García Hoz: «Hoy hay más escuelas, absoluta y relativamente hablando, que jamás hubo. Hay más puestos escolares, más universidades. Parece que deberíamos estar más satisfechos que nunca con el desarrollo de la educación. Y, justamente, ocurre lo contrario. Se tiene la impresión de que a medida que se extiende la educación se extiende también el descontento. A más educación, más frustración» (García Hoz, 1980, 365). Estas palabras, escritas en el año 1980, siguen teniendo vigencia hoy.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTEl designio de Dios sobre el matrimonio y la familia

Juan de Dios Larrú

El título de este escrito encabeza la segunda parte de la exhortación apostólica Familiaris consortio (nn. 11-16), que versa sobre la cuestión del fundamento y de la naturaleza del matrimonio y de la familia . En estrecha relación a estos números, conviene situar la catequesis sobre el amor humano en el plan divino , que quisieron acompañar los trabajos preparatorios del sínodo de 1980, dirigiendo la atención a las profundas raíces de donde brota.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTEl ideal de la unidad y el sentido de la vida

Alfonso López Quintás

Nuestra vida está bien orientada y tiene, por tanto, pleno sentido cuando la ponemos al servicio del verdadero ideal. Una vida que corre en pos de un ideal falso puede obtener energía suficiente para lograr éxitos brillantes en el nivel 1, el de la posesión y el dominio, pero carece de sentido al no crear relaciones valiosas (nivel 2), no asumir los grandes valores (nivel 3) y hallarse descentrada y vacía. Este vacío existencial es causa de múltiples desarreglos psíquicos.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTEl lenguaje y el silencio, vehículos del encuentro y la creatividad

Alfonso López Quintás

¿Cuál es la función primaria del lenguaje: comunicarnos o crear vínculos?

¿Puede haber un lenguaje auténtico sin amor?

¿Se opone el lenguaje al silencio?

¿Qué tipo de silencio se opone al lenguaje auténtico y qué tipo de lenguaje se opone al silencio auténtico?

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTÉtica laica y religiosidad

Juan José Pérez-Soba

“Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo». Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5,43-48).

Esta indicación imperativa de Cristo es un hito asombroso en la historia de la ética de la humanidad. Abre al hombre un nuevo horizonte que ya no podrá olvidar jamás. Apunta al centro mismo de la mayor dificultad que cualquier persona experimenta para poder vivir en plenitud: la existencia de enemigos.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTImportancia del pensamiento relacional

Alfonso López Quintás

El pensamiento relacional cambia nuestra forma de ver la realidad; la enriquece de modo sorprendente. Lo veremos ampliamente en este trabajo, que complementa al anterior* en cuanto explana el análisis de los frutos de nuestra capacidad creativa, facultad que desarrollamos con especial empeño cuando nos orientamos hacia el ideal de la unidad. Los modos más altos de unidad los creamos a través de las relaciones de encuentro. Pero estas relaciones sólo son posibles entre ámbitos, no entre meros objetos. Por esta razón, quien toma como meta de su vida crear las formas más elevadas de unidad se cuida de respetar la condición de ámbito de ciertas realidades y transformar en ámbitos otras realidades consideradas en principio como objetos. Esta transformación es realizada por nosotros, en colaboración con las realidades del entorno. Es, pues, una actividad relacional, reversible, es decir, de doble dirección, pues se conjuntan diversas realidades para llevarla a cabo. Tiene importancia la actividad que realiza el sujeto que dirige la actividad, pero éste no actúa a solas: cuenta con la colaboración activa de las realidades que trata (a las que, a veces, se designa con el término “objeto”, por la costumbre de contraponer el sujeto y el objeto). Dicha actividad no depende sólo del sujeto ni sólo del “objeto” (es decir, del entorno de dicho sujeto). No está determinada totalmente por su relación al sujeto que la realiza. Ni tampoco por la relación que guarda con el “objeto”. Tan falso es, por tanto, el llamado “subjetivismo” (o prevalencia del sujeto) como el “objetivismo” (o prevalencia del “objeto”, de las realidades del entorno). Este pensamiento “relativista” es unilateral, parcial, incapaz de ver a un tiempo la intervención del sujeto y la del “objeto”. Esta parcialidad y unilateralidad la supera de raíz el pensamiento relacional, abierto, complementario. Veámoslo cuidadosamente.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa conquista de la libertad creativa o libertad interior

Alfonso López Quintás

La verdadera libertad –la libertad interior o creativa– no se reduce a la “libertad de maniobra”, la capacidad de liberarse de trabas externas y satisfacer, en cada momento, las propias apetencias. Consiste en distanciarse de las pulsiones instintivas y elegir la actividad que más contribuya a realizar el verdadero ideal de nuestra vida. Esta forma de libertad es tanto más elevada cuanto más superamos el apego a nuestros intereses y nos entusiasmamos con el ideal de la unidad.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa educación al amor de los adolescentes

Juan de Dios Larrú

Romano Guardini, en su conocida obra “Las etapas de la vida”, afirma que en la crisis de la pubertad aparecen fuertemente subraya dos dos impulsos básicos: la autoafirmación individual y el instinto sexual. Del primero nace la constante rebelión del adolescente, la oposición a toda autoridad, la desconfianza hacia lo que otros dicen o la facilidad para ser seducido por las ideas más necias. Del segundo, al no estar todavía integrada la sexualidad en la persona y no saber interpretarla bien, surge la inseguridad, la tendencia a replegarse sobre sí mismo, la formación de un ámbito de intimidad que pierde con frecuencia la relación con el entorno y la realidad.

Las dos dimensiones señaladas, el deseo de autoafirmación y la ambigüedad de su sexualidad, convergen hacia el gran objetivo de la educación en esta etapa de la vida: que el joven logre dar una respuesta a la pregunta por la propia identidad. La identidad del hombre es narrativa. Es decir, la pregunta ¿quién soy yo? es abierta, existencial, está siempre presente en la vida de cada uno de nosotros y provoca nuestra libertad. Pero en esta edad de la adolescencia se hace especialmente urgente y acuciante, pues la respuesta inicial “soy hijo de” se percibe ahora como totalmente precaria e insuficiente. En efecto, el paso de la niñez a la adultez supone la maduración del amor filial y fraternal. Las experiencias de la filiación y la fraternidad han de consentir un crecimiento hacia un amor esponsal sea en su modalidad virginal o conyugal. Tanto el amor virginal como el amor conyugal son irrevocables.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa emergencia de la familia, la verdad de la educación

Juan José Pérez-Soba

“«Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él” (Lc 1,66). Esta exclamación tan humana procede de una mirada, mirar a un niño es percibir una llamada a participar del misterio de una vida que pide nuestra intervención. Pero la misma mirada invita a hacerlo no de cualquier manera, sino a modo de respuesta ante las exigencias propias de dicha llamada. Para comprenderlo bien, hemos de entender que la pregunta está bien formulada: la indefensión que el niño muestra es tal, que nos es connatural considerar inhumano preguntarnos: “¿Qué provecho sacaremos de este ser humano?” Se trataría de la máxima estrechez de miras, de querer medir una existencia humana incipiente desde los propios intereses, una mezquindad clamorosa. Pero tampoco es una buena traducción de la mirada proponerse la siguiente cuestión, desde luego más pertinente: “¿qué he de hacer con este niño para cuidarlo bien?” Es una mirada funcional que responde sin considerar el asombro ante una vida que se nos confía. El niño, con su presencia, pide algo más que un cuidado, pide una educación.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa experiencia del amor: entre la subjetividad y las normas sociales

Juan José Pérez-Soba

Entre decir “te amo” –“te quiero”- en el primer momento del despertar amoroso y decir “Sí quiero” públicamente en la ceremonia del sacramento del matrimonio hay un gran recorrido lleno de implicaciones personales y abierto a una aventura tan fascinante que es difícil encontrar algún aspecto de la vida humana que mueva de esta forma a los hombres.

Ante esta perspectiva podemos armarnos de valor para introducirnos en esa experiencia en su valor personal.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa famiglia, ambito dell’educazione morale

Juan José Pérez-Soba

“Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien?” (Sal 4,7). Así habla el salmista para expresar la posición angustiosa de un hombre que no sabe cómo llegar hasta a Dios. Impulsado internamente a “Sacrificar un sacrificio de justicia” (Sal 4,6), le parece imposible llegar a conocer la verdad de una verdad divina que le supera, que no sabe distinguir en un mundo en el que muchas personas dicen no conocer esa justicia que tanto desea. Su deseo de Dios que en su profunda sinceridad le acompaña en todo momento, no es suficiente para mostrarle el camino. Reclama de Dios un guía, una ayuda para alcanzar su deseo. Es esta misma expresión la que usa Santo Tomás de Aquino para sintetizar la mayor dificultad para la moral de un hombre que se encuentra en la necesidad de actuar, pero vacila, envuelto en una experiencia problemática del bien en un camino erizado de dilemas.

En medio de esta búsqueda, se insinúa la tentación de caminar sin dirección, de dejar de preguntar por el bien y de considerar buena cualquier cosa que se haga.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa familia, entre el don del trabajo y la tarea de la fiesta

Juan de Dios Larrú

“El trabajo y la fiesta están íntimamente ligados a la vida de las familias: condicionan las decisiones, influyen en las relaciones entre los cónyuges y entre los padres y los hijos, e inciden en la relación de la familia con la sociedad y con la Iglesia. La Sagrada Escritura (cf. Gn 1-2) nos dice que familia, trabajo y día festivo son dones y bendiciones de Dios para ayudarnos a vivir una existencia plenamente humana”.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa grandeza del amor conyugal, visto como encuentro

Alfonso López Quintás

La verdad es que menudean los fracasos matrimoniales. Y entre los jóvenes se extiende el temor a comprometerse de por vida. Les parece una temeridad. Y lo es si no hay garantía alguna de que el amor pueda perdurar. ¿Existe tal garantía? Sí existe, y no consiste en conocerse en el aspecto sexual antes del matrimonio -como a veces se piensa ingenuamente- y en tener una información pormenorizada de todas las cuestiones relativas al ejercicio de la sexualidad. La única garantía de que el amor perdure es que sea auténtico, que tenga la debida calidad y no sea una caricatura. Si doy por hecho que la vida de amor se reduce a saciar apetencias instintivas –propias del nivel 1-, juzgaré imposible que el amor perdure (nivel 2). Pero no puedo contentarme con esta idea pobrísima del amor. Tengo que descubrir que el amor es algo mucho más rico y más difícil de lograr: consiste en una forma muy alta y valiosa de unidad.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa maternidad divina de María, paradigma de la misericordia cristiana

Carmen Álvarez Alonso

En su etimología más básica, el término “misericordia” tiene que ver con el verbo miserere (compadecerse) y, más en concreto, con el adjetivo miser (desgraciado, que causa compasión). Además, incluye el término cordis, que significa corazón, es decir, la sede de los sentimientos y las emociones, ese lugar espiritual donde se teje y anuda todo el entramado afectivo de la persona . Por último, el sufijo –ia indica cualidad o virtud. Es decir, que en su acepción más básica, podríamos definir el término “misericordia” como virtud o cualidad de sentir por un desgraciado, o si se quiere, la cualidad de tener corazón hacia un necesitado. En este sentido, la misericordia también hace referencia a la cualidad de la compasión, al “sufrir con”, es decir, al arte de saber padecer con el otro, la cualidad de saber sufrir con alguien lo mismo que él padece. La misericordia y la compasión van de la mano, se hermanan espiritualmente en ese centro afectivo de la persona que es el corazón.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa mujer y la familia: ¿una relación por redescubrir?

María Teresa Cid Vázquez

¿Por qué necesitamos redescubrir la relación entre la mujer y la familia? Sin duda, la influencia de las ideologías ha oscurecido y convertido en problemática esta relación. Brevemente nos referiremos a algunas de ellas. En 1845, Engels al escribir El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, situó a la familia en el centro de la teoría socialista. Para Engels, la familia es una sociedad injusta basada en la esclavitud de la mujer; ésta representa el proletariado, y el marido el capitalismo. Observó que «la primera premisa para la emancipación de la mujer» es la incorporación de todas las mujeres a la industria pública.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa pastoral de las familias en la parroquia

Ramón Acosta y Rosa María Berajano

A primeros del 2005 escribí un artículo para la Carta de los E.N.S., se titulaba “La pastoral familiar no está lejos de tu casa”. Era una invitación a que nos sintiéramos algo más protagonistas de una pastoral que, por su misma transversalidad, ha sido marginada hasta hoy.

El envite que tengo hoy es tratar de conciliar la iglesia doméstica que representa la misma vida de las familias, con la gran familia que es la Iglesia, cuyo punto de encuentro más próximo es la parroquia.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLa preparación de la celebración de la alianza conyugal. Claves mistagógicas a partir del Ritual del Matrimonio

Carmen Álvarez Alonso

Muchas parejas tienen su primer acercamiento al Ritual del sacramento del matrimonio en la preparación inmediata de la celebración de la boda.

En la práctica se constata un distanciamiento entre la celebración del matrimonio y el noviazgo, que es un tiempo fuertemente mistagógico.

Así pues, de cara a la preparación del sacramento del matrimonio, ¿por qué no aprovechar toda la rica y vistosa simbología que articula su celebración? ¿Es posible extraer, a partir de la celebración misma del sacramento, toda una serie de catequesis, que den contenido a la formación propia del noviazgo? El artículo ofrece indicaciones que ayuden a hacer del Ritual del sacramento del matrimonio una guía para articular un itinerario catequético dentro del noviazgo, que nazca y, a la vez, culmine en la celebración misma del sacramento.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTLos procesos de vértigo (o fascinación) y los de éxtasis (o creatividad)

Alfonso López Quintás

Al descubrir, por experiencia propia, las doce fases de nuestro desarrollo personal, advertimos que nuestra posibilidad de encontrarnos de veras con realidades que nos ofrecen posibilidades de crecimiento depende de nuestra actitud de generosidad. Esta experiencia es la que inspira los procesos de éxtasis. Si nos encerramos, por egoísmo, en nosotros mismos, bloqueamos nuestro desarrollo y anulamos nuestra personalidad. Esa cerrazón destructora da lugar a las temibles experiencias de vértigo. Ha llegado el momento de analizar cuidadosamente estos dos procesos opuestos: el de vértigo y el de éxtasis.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTMatrimonio y Eucaristía, sacramentos nupciales

Carmen Álvarez Alonso

Hace ya tiempo, Juan Pablo II definió la Eucaristía como el «sacramento del Esposo y de la Esposa» . Con esta expresión, el Papa apuntaba con fuerza a la dimensión nupcial como clave hermenéutica del sacramento de la Eucaristía. En este sacramento se celebra el don por excelencia de Cristo Esposo a la Iglesia Esposa, si bien se trata de un don que es siempre asimétrico, pues nace de la primacía de la entrega redentora y de la acción santificadora de Cristo sobre la Iglesia. En realidad, esta perspectiva nupcial puede extenderse a toda la sacramentalidad de la Iglesia , pues todos los sacramentos se articulan, si bien de diferente modo, en torno a este misterio nupcial de Cristo, formalmente enunciado en Ef 5,22-23 . Así pues, desde la perspectiva de esta dimensión nupcial, el matrimonio se coloca en el centro mismo de esa sacramentalidad, en virtud de su particular relación de semejanza con la Eucaristía. La una caro eucarística que se da entre Cristo y la Iglesia es el vértice, y a la vez la fuente, de la una caro sacramental que forman los cónyuges, puesto que el sacramento del matrimonio está íntimamente radicado en la Eucaristía, nace de ella y vuelve continuamente a ella. El sacramento del matrimonio no sólo es imagen de ese misterio nupcial arquetípico de Cristo y la Iglesia, que se actualiza en la Eucaristía, sino que es también una participación y una realización concreta y específica de ese misterio.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTMatrimonio y familia como educación a la paternidad

Teresa Cid

Atravesamos una época histórico-cultural marcada por un profundo pesimismo antropológico, que se esfuerza paradójicamente por reconocer en el plano jurídico e institucional la dignidad y los derechos de la persona, que simultáneamente le son negados, sin embargo, con la razón y la conducta cotidiana. Algunos, desde la psicología social, señalan que la persona es un producto de las relaciones sociales y que su conciencia y su libertad son modeladas diariamente según el tráfico de influencias, la moda y los intereses de la comunicación social. Se ha oscurecido la certeza moral de que el ser humano tiene valor por sí mismo, y por ningún otro motivo o razón. El ser humano deviene cada día más “materia prima” para experimentación tecnológica, “factor productivo” para la agregación de valor.

¿Qué es lo que nos encontramos en el fondo de la realidad actual? Sin duda, más allá de una posible crisis económica o social, o de diversos ámbitos, nos encontramos ante una crisis del sujeto: la persona se siente incapaz de llevar a buen término la aventura que se le descubrió en la experiencia del amor. El sujeto actual se siente particularmente frágil en dos vertientes esenciales de la tarea de construir una familia: por un lado, la de la fidelidad al amor y por otro, la de la paternidad. La crisis de la fidelidad se presenta como la incapacidad de dar continuidad en el tiempo a lo que implicó en su vida el acontecimiento gozoso del afecto. La crisis de la paternidad se manifiesta en la dificultad o incluso rechazo de asumir el peso, que se advierte como excesivamente gravoso de dar vida a los hijos. La crisis de la paternidad es la clausura ante el futuro como posibilidad gratuita, es la crisis de la esperanza.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTSobre la pastoral del noviazgo: algunas premisas para articular un itinerario de fe para novios

Carmen Álvarez Alonso

Se siente con urgencia la necesidad de reestructurar la pastoral del noviazgo, ofreciendo una preparación al matrimonio mucho más integral y articulada, estructurada en forma de Itinerarios de fe para novios. El artículo sugiere algunos criterios para crear y articular esos Itinerarios de fe: la vocación al amor como un camino de fe, pues ambas realidades son inseparables y se iluminan recíprocamente; la importancia de conocer bien el perfil del sujeto –los novios– al que va destinado el Itinerario de fe; entender el noviazgo como un tiempo en que comienza a generarse una nueva identidad en el sujeto: su ser esponsal; redescubrir la centralidad de la vocación del cuerpo y el significado de la diferencia sexual; encuadrar el tiempo del noviazgo dentro de la estructura sacramental de la vida cristiana, si no queremos diluirlo en otros enfoques que desvirtúan su más neta identidad. Los diferentes momentos del Itinerario de fe para novios han de integrarse dentro de una liturgia familiar y doméstica que es, a día de hoy, una realidad que la pastoral familiar debe volver a recuperar.

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTTodos podemos y debemos ser creativos

Alfonso López Quintás

La idea de creatividad goza hoy de reconocido prestigio y general aceptación. Se intenta fomentar la creatividad en la empresa, en la investigación, en el arte, en la vida cotidiana... Se proclama una y otra vez la necesidad de educar a niños y jóvenes para la creatividad. Nada más acertado. Pero ¿sabemos con precisión lo que implica la actividad creadora, qué exigencias plantea, cuál es su articulación interna?

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403_IGLESIA-Y-SOCIEDAD_ARTVerità dottrinale e verità pastorale

Juan José Pérez-Soba

“Veritatem facientes in caritate” (Ef 4,16). Así describe Kasper lo que sería el espíritu propio de cualquier acción pastoral , de forma que se pueda asegurar que es una manifestación real de lo más profundo de Dios, su amor misericordioso. Lo resume mejor en su libro sobre la misericordia en el que dice: “Teologicamente si tratta di fare la verità con amore (Ef 4,15), cioè di far ciò che è giusto guidati dall’amore”.

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